Brad Pitt no pierde el piso

“Tengo que salir de aquí. Voy directo al set”, dice, refiriéndose al relanzamiento londinense de la cinta “World War Z”. “Acabo de entrar y ya voy de salida. Tomo un avión esta tarde”.

Sí, así es en realidad el actor más famoso del mundo. Una vez superadas las gruesas capas de seguridad —es necesario, como lo evidencia un empleado del hotel que anteriormente había volteado en éxtasis después de haber visto a Pitt en persona— y hacer de lado todas las expectativas, alimentadas durante años por la cobertura sensacionalista que busca cualquier detalle de la vida del actor, uno conoce a un hombre amable, un poco cansado y de formas agradables.

“Es el hombre más normal. Pasé mucho tiempo con él en las cintas de ‘Ocean’, él no hace nada para causar tanta locura. Vive en medio de ésta, y ha encontrado una manera de no volverse loco. No está loco”, confirmó su amigo Matt Damon.

“Yo no sé si es su familia o su educación, que ahora se ha convertido en sus hijos y en su prometida. Es increíble, al verlo ayer, es el mismo hombre amable de Missouri. No entiendo cómo sigue haciendo un gran trabajo. Me parece que (tanta fama) es para perder la habilidad de seguir siendo un ser humano”.

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